Avanzar en el uso de un lenguaje no sexista e inclusivo,
entendido no sólo como medio de comunicar sino también de representar la
realidad social, constituye un elemento importante para el desarrollo de la
igualdad de género.
Es importante
utilizar adecuadamente el lenguaje, de manera que se atienda la
diversidad en cuanto a sexos, étnias… para construir y adquirir pensamientos y
actuaciones más representativas e inclusivas y por ello más equitativas.
Partimos de la base que el lenguaje puede ser considerado un instrumento y una
herramienta democrática que valora y fortalece a cada una de las personas
intervinientes en el hecho educativo y en la sociedad, máxime en un momento
como el actual donde la diversidad ocupa un papel cada vez más relevante en los
distintos ámbitos educativos.
Se considera, en particular, la importancia del lenguaje
en la representación de la realidad aprendida por estudiantes y enseñada por
docentes, cuyo marco referencial para su práctica pedagógica está dado por
bases curriculares y programas de estudio que invisibilizan la problemática del
género, reproduciendo relaciones de inequidad y exclusión. Se plantea,
entonces, la necesidad de un cambio cultural a partir de la incorporación de un
lenguaje no sexista en los contextos educativos para con ello promover
relaciones equitativas e inclusivas.
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